Al hacerlo, Madrid espera evitar una disputa como la que existe entre Riad y Canadá, provocada por las críticas de Ottawa al historial de derechos humanos de Arabia Saudita.
Los lazos entre los aliados maduros Madrid y Riad fueron puestos a prueba la semana pasada cuando el Ministerio de Defensa de España dijo que cancelaría un acuerdo de 2015 para vender bombas guiadas por láser a Arabia Saudita.
El ministerio dijo que planeaba devolver los 9,2 millones de euros (10,7 millones de dólares) ya pagados por los saudíes, encabezando una coalición que lucha contra los rebeldes en Yemen, donde casi 10,000 personas han muerto.
Luego surgieron informes de que Riyadh estaba pensando en cancelar un contrato de 1.800 millones de euros con la compañía estatal española Navantia para construir cinco buques de guerra, un acuerdo que implica 6.000 empleos en un país con una de las tasas de desempleo más altas de Europa.
El lunes, la ministra de Defensa Socialista de España, Margarita Robles, abrió la puerta para que el acuerdo de la bomba siga adelante como estaba previsto.
Ella dijo a una comisión parlamentaria que el contrato sería examinado por España y Arabia Saudí según un acuerdo que estipula que las disputas “se resolverán amistosamente”.
Somos “dos países socios que han firmado un contrato”, dijo.
Robles insistió en que el acuerdo del buque de guerra no estaba en peligro ya que “no estaba vinculado a ningún otro contrato”.
España buscará evitar una crisis diplomática como la que estalló entre Riyadh y Ottawa el mes pasado, lo que llevó al gobierno saudita a expulsar al embajador de Canadá, retirar a su propio enviado y congelar todos los nuevos intercambios e inversiones.
Jugosas ofertas
En los últimos días, Robles y su ministerio han estado en el ojo de la tormenta cuando las conversaciones sobre bombas para buques de guerra pusieron en primer plano una serie de vínculos diplomáticos, económicos y políticos cruciales con Arabia Saudita.
Eduard Soler, analista del grupo de expertos internacionales CIDOB, dijo que cualquier ruptura en la relación podría poner en peligro una serie de contratos lucrativos para España.
Además del acuerdo de buque de guerra, Madrid ha obtenido jugosos contratos de ingeniería para construir un ferrocarril de alta velocidad que conecte La Meca con Medina, y el metro en Riad, en parte atribuido a las buenas relaciones entre la
monarquías de los países.
Pero no se trata solo de economía.
Muchos de los 6.000 empleos que se financiarán con el buque de guerra se encuentran en la región sureña de Andalucía, un corazón tradicionalmente socialista donde se esperan elecciones anticipadas para fin de año.
“Es un caso de libro de texto en el que encontramos que la política interna afecta la política y la defensa extranjeras”, dice Soler.
Derechos humanos
Desde el principio, las organizaciones de derechos humanos se han opuesto a la venta de armas de España a Arabia Saudita, diciendo que las bombas pueden ser usadas contra civiles en Yemen.
Una ley aprobada en España en 2007 permite la derogación de acuerdos si existen “señales racionales” de que los equipos de defensa podrían ser utilizados “para la represión interna o en violación de los derechos humanos”.
El lunes, Amnistía Internacional le pidió a Madrid que dejara de suministrar armas a Riyadh.
“Bombas como estas se usan en docenas de crímenes de guerra en Yemen”, dijo Alberto Estevez de la organización de derechos.