La personalidad musical de España fue reconocible desde los ardientes acordes de guitarra del guitarrista flamenco Juan Carmona hasta el estreno fortalecido de su Sinfonia Flamenca para conjunto de flamenco, bailarín y orquesta bajo el director de SSO David Robertson.
Por el contrario, el programa de música rara y olvidada del siglo XVIII de las cortes del sur de España reunido para la Orquesta de Brandenburgo australiana por el director invitado Daniel Pinteno (con los musicólogos Raúl Angolo Díaz y Toni Pons) difería de la música europea más familiar del siglo XVIII (como los dos conciertos de Vivaldi incluidos en el programa) más en detalles que en voz distinta.
La primera mitad del programa de SSO consistió en solos y números de conjunto del Septeto de Juan Carmona y los solos de guitarra de Carmona establecen rápidamente los parámetros del estilo flamenco: un fondo acorde sensual, momentos de intensidad melódica creados por vibrato y ornamentación, y rápidos destellos de energía desencadenando improvisados trinos que caen en cascada sobre la cadencia con un gesto estilizado de sensualidad o desafío.
Aunque capaz de una brillante agilidad y virtuosismo, la inventiva improvisatoria y el enfoque estilístico de Carmona siguieron siendo el aspecto más memorable de su interpretación. La vocalista Noemí Humanes captó picos de expresividad cruda con un estilo apretado, de garganta cerrada, leudado con un embellecimiento fluido.
En las llamativas siluetas de la bailarina Karen Lugo: amables arabescos de manos y brazos, y una combinación estilizada de sensualidad y soberbia, las técnicas de énfasis rítmico y la elaboración del estilo de guitarra de Carmona se repitieron y amplificaron a través del juego de piernas golpeado y estampado.
Traducir esos estilos en obras orquestales a veces diluye su energía y borra su individualidad, pero el éxito de la Sinfonía Flamenca de Carmona con la orquesta en la segunda mitad fue la forma en que amplificó más que neutralizó el espíritu esencial de las formas flamencas en cuatro movimientos.
Aunque los detalles del reclamo no se explicaron, la Orquesta de Brandeburgo australiana anunció su actuación de Overtura con tutti instrumenti (1780) de Félix Máximo López como estreno mundial. La apertura de su fanfarria fue respondida por una graciosa frase de dos oboes que recuerda un tanto a las frases que responden de cuernos y corno inglés en la Sinfonía n. 22 de Haydn en Mi bemol.
La Sinfonía en Do menor de Gaetano Brunetti, Il Maniatico (El maníaco), L. 322 se topó con un tropo recurrente de representación musical: la representación de la locura. En este caso, la obsesión mental fue capturada en la negativa del violonchelista (el bien equilibrado Jamie Hey) a tocar cualquier cosa que no sea un trino lento. El violinista / líder invitado Daniel Pinteno condujo este programa de rarezas con sinceridad, desatando una oleada de agilidad energética en el segundo movimiento del Concierto Grosso Opus 6 de Charles Avison, número 6 (después de Scarlatti).