Los firmantes, académicos y profesionales españoles, envían la siguiente carta de respuesta al artículo de opinión “Carles Puigdemont y Quim Torra: ha pasado un año y Cataluña aún no es libre”.
España es una nación europea que goza de prosperidad económica y plena libertad política durante más de 40 años, ya que el país se convirtió en una nación democrática en virtud de la Constitución de 1978. La Constitución española fue votada en un referéndum por todos los ciudadanos españoles. La participación de Cataluña en este referéndum fue del 67,9 por ciento, con más del 90 por ciento de aprobación de la votación (superando el porcentaje de aprobación de la región de Madrid).
Modificar la Constitución española para permitir la separación regional (ahora contraria a la Constitución existente) requeriría una encuesta que involucre a todos los ciudadanos españoles. Según una encuesta reciente realizada por GESOP, se estimó que menos de la mayoría de los catalanes (alrededor del 42 por ciento) estarían a favor de participar en un referéndum vinculante para la secesión.
Los eventos relacionados con el uso de la fuerza por parte de la policía nacional española fueron precipitados por el sedicioso gobierno catalán que engañó a los catalanes en las filas secesionistas sobre las consecuencias del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017, los alentó a participar e instruyó a la policía catalana para que a los ojos del mandato del Tribunal Constitucional español que había declarado ilegal el referéndum.
Además, el referéndum no fue un reflejo exacto de las opiniones de todos los catalanes, ya que los que reconocieron la ilegalidad del referéndum no votaron.
No hay presos políticos en España. Los políticos catalanes que se encuentran bajo detención preventiva, previstos por la ley española y en espera de juicio, y los que huyeron para evitar cargos penales, han creado su propia situación cuando violaron la Constitución española y el Estatuto de Autonomía de Cataluña (la ley de autocontrol). Gobierno de Cataluña) y emitió una proclamación ilegal de una República catalana independiente el 27 de octubre de 2018.
Es injustificable que esperan evitar las consecuencias de estas acciones. Del mismo modo, los activistas a favor de la secesión no están en detención preventiva por sus ideas, sino porque alentaron a sus seguidores a tomar las calles y obstruir el trabajo de los funcionarios judiciales en el desempeño de sus funciones.
Estos políticos y activistas se encuentran en detención preventiva debido a cargos por delitos graves según el Código Penal español presentado en su contra por la Fiscalía, incluida la rebelión y, en su caso, la sedición, y durante la investigación de un juez de la Corte Suprema (en España). la investigación es realizada por un juez, no por un fiscal, para abrir la fase de audiencia del caso.
Un resultado similar prevalecería en los Estados Unidos donde su Corte Suprema ha proclamado que la Constitución de los Estados Unidos ha creado “una Unión indestructible de Estados indestructibles”.
Este punto fue adecuadamente ilustrado por la respuesta en 2013 del presidente Obama a la petición de más de 100,000 tejanos que solicitaban apoyo para la secesión de Texas. El portavoz del presidente respondió que la Constitución “no otorgaba el derecho de alejarse de la [Unión]” y además afirmó que no la secesión sino “la participación y el compromiso con el gobierno es la piedra angular de la democracia”.
En consecuencia, creemos que la respuesta a las diferencias de opiniones regionales en España no es la secesión sino la ciudadanía comprometida a nivel de las regiones autónomas de España. Precisamente, el sistema español de autogobierno regional, y especialmente en el caso de Cataluña, tiene el mayor grado de autonomía en Europa.
Dicho esto, deseamos resaltar dos fabricaciones importantes sobre las cuales los partidos pro-secesión construyeron su agenda en los últimos años:
La secesión es una situación en la que todos ganan: el movimiento de protesta que se extendió por toda España durante los difíciles años de la crisis económica pasada fue utilizado por las fuerzas secesionistas en Cataluña para crear un entorno populista que retrató al resto de España como un país atrasado que explota a un más progresista y afluente comarca catalana. Se argumentó que, como nación-estado independiente, Cataluña se volvería financieramente solvente, una sociedad más próspera y justa, y que sería fácilmente aceptada en la Unión Europea. Estas promesas no resistieron un análisis riguroso y fueron refutadas por los hechos y sucesos posteriores.
La secesión es una situación en la que todos ganan: el movimiento de protesta que se extendió por toda España durante los difíciles años de la crisis económica pasada fue utilizado por las fuerzas secesionistas en Cataluña para crear un entorno populista que retrató al resto de España como un país atrasado que explota a un más progresista y afluente comarca catalana. Se argumentó que, como nación-estado independiente, Cataluña se volvería financieramente solvente, una sociedad más próspera y justa, y que sería fácilmente aceptada en la Unión Europea. Estas promesas no resistieron un análisis riguroso y fueron refutadas por los hechos y sucesos posteriores.
Somos un solo pueblo, una cultura, un idioma: aunque es cierto que Cataluña tiene su propia historia, cultura e idioma, este patrimonio distinto ha sido un instrumento de manipulación que se ha propagado principalmente en las escuelas y en los medios públicos catalanes apoyados por el gobierno. Cataluña es una sociedad bilingüe, diversa, con un gran número de ciudadanos cuyas raíces se encuentran en otras regiones de España. Estos catalanes están desgarrados ante la idea de la separación forzada. Además, los catalanes de todos los orígenes y orígenes que se oponen al proyecto secesionista se sienten desconectados y marginados; se les hace creer que no pertenecen.
Antes de que comenzara la “secesión de la operación”, la población mixta de Cataluña había disfrutado de una existencia pacífica y fructífera. El delirio de secesión del señor Torra y el señor Puigdemont ha destruido nuestra preciosa convivencia. Los catalanes, amigos, familiares y vecinos, están divididos profunda y amargamente como consecuencia de su aventura política. Aquí apelamos a su sentido de responsabilidad cívica para corregir esta situación antes de que sea demasiado tarde.