La compra de 16 mataderos por parte de la compañía brasileña generó preocupación en Uruguay, mientras que fue celebrada en Argentina. En diálogo con Sputnik, dos expertos analizaron el impacto de la expansión de la multinacional en el sector cárnico.
Minerva Foods adquirió a fines de agosto 16 nuevas plantas frigoríficas de su competidora brasileña Marfrig, en una operación superior a los 1.500 millones de dólares. Once de las plantas de la transacción operan en Brasil, tres en Uruguay, una en Argentina y otra más en Chile.
En Uruguay, la empresa brasileña pasó a reunir siete plantas, que concentran el 42,6% de la faena total en el país sudamericano, situaciónque generó preocupación en los productores locales.
“Un nivel de concentración de este tipo, donde una empresa puede quedar con más del 40% de la faena y la segunda y tercer empresa más grande van a reunir en el eje del 10%, puede ser un mercado complicado para operar”, sostuvo en diálogo con Sputnik el presidente de la Asociación Rural del Uruguay (ARU), Patricio Cortabarría.
La compra de los mataderos uruguayos se concretó tan solo unas semanas después de que la misma compañía adquiriera Breeders and Packers Uruguay (BPU), empresa cárnica que era propiedad del conglomerado japonés NH Foods Group desde 2007.
Los índices de concentración de la industria son “muy altos, en algunos casos de altísima concentración, en otros de mediana a alta concentración, y entendemos que eso no es saludable para el mercado”, apuntó Cortabarría.
Uruguay se destaca por ser un país productor de carne bovina, con exportaciones que superaron los 2.500 millones de dólares en 2022, de acuerdo con información oficial.
“El complejo cárnico en Uruguay es una de las riquezas más grandes que tiene este país, es el sector exportador más importante que ha tenido a lo largo de su historia”, apuntó.
Sin embargo, con la compra realizada por Minerva, el mercado podría tornarse “complicado para operar”, dado que “el poder de negociación que puede tener esta empresa, con este tipo de concentración, puede resultar bastante dificultoso para poder trabajar en un mercado de libre competencia”, aseguró.
Desde la ARU temen que la compañía fije los precios a su propia conveniencia y que eso se traslade a los costos tanto de exportación como los que se fijan para el mercado interno.
En ese sentido, representantes de la asociación de productores rurales se reunieron con el ejecutivo uruguayo para trasladar sus preocupaciones y se acordó que el caso sea estudiado por la Comisión de Promoción y Defensa de la Competencia del Ministerio de Economía y Finanzas (CPDC-MEF).
“El Gobierno, a través de la CPDC, tendrá que resolver si acepta este cambio digamos en la propiedad, la titularidad de esas nuevas tres plantas, o no”, explicó Cortabarría.
Una situación diferente: el caso argentino
Lejos de provocar preocupación, la millonaria compra realizada por Minerva Foods fue celebrada en Argentina, donde solo fue adquirida una planta de Marfrig, algo que supone un cambio de firma de una multinacional a otra.
“No es que vino una gran multinacional a comprar frigoríficos nacionales o algo por el estilo, sino que es un traspaso de activos entre ya dos grandes multinacionales de la carne”, aseguró en diálogo con Sputnik el economista jefe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina, David Miazzo.
El representante de la institución sin fines de lucro aseguró que el mercado cárnico argentino está “muy poco concentrado”.
En ese sentido, comentó que Minerva Foods, antes de adquirir la planta de Marfrig, ubicada en la provincia argentina de San Luis, ya era dueña de Swift, el matadero más grande del país.
A pesar de de ser “el que más faena” durante los primeros siete meses de 2023, Swift “acumuló 2,8% de toda la faena nacional”, apuntó Miazzo. “El frigorífico más grande se lleva una proporción relativamente chica” de la producción cárnica.
La planta de Marfrig en San Luis adquirida por Minerva Foods acumuló el 1,2% de la faena en lo que va del 2023, porcentaje que la ubicó en el puesto 17 de un total de 368 establecimientos, de acuerdo con datos publicados por el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca.
“Va a acumular cerca del 4% de la faena nacional, lo cual claramente va a ser el grupo con mayor nivel de faena del país, pero sigue siendo relativamente baja. No es que estamos hablando que acumula el 20%, 30% de la faena”, matizó Miazzo.
“Es un negocio que está muy atomizado, tendría que comprar 10 frigoríficos para llegar a representar algo más o menos significativo con la faena nacional”, afirmó el analista.
Nivel de confianza en el país
A diferencia de Uruguay, donde la compra de Minerva preocupó por la gran concentración de plantas y la influencia de la firma en el mercado, en Argentina inquieta que no se hayan comprado más frigoríficos.
“Esto habla un poco del menor nivel de confianza y el menor nivel de potencial que le ven al negocio en Argentina”, aseguró Miazzo.
De acuerdo con el entrevistado, la concentración del mercado cárnico no afecta al país. “El problema de hoy de Argentina está muy lejos de ser la concentración”, aseguró. El economista agregó que las multinacionales, más allá del sector cárnico, se están yendo del país en lugar de invertir en él.
En otro orden, el especialista apuntó que para identificar cómo impactará la compañía en el país se debería conocer si Minerva Foods realizará más inversiones, si ampliará la capacidad productiva o contratará nuevo personal. De no hacerlo, la compra no tendría grandes efectos económicos porque sería un cambio de dueño.
De todas formas, Minerva Foods podría tener impactos positivos en el país dado que “podría ser un jugador importante que podría significar mejoras en la penetración de la carne argentina en el mercado mundial, ya sea en EEUU, en los mercados europeos o asiáticos”.
Sin embargo, el experto descartó que posicionar la carne argentina sea el objetivo de la empresa, dado que operan en toda la región.
Asimismo, Miazzo valoró como positivo el interés en el mercado argentino, en un contexto en que la sequía que atravesó el país generará una disminución de la oferta de la carne durante el próximo 2024.
A ello se le suma un “un mercado interno con bajo nivel de poder adquisitivo por toda la situación inflacionaria, dificultades para exportar con precios internacionales que no son los mejores y el atraso cambiario, que dificulta la competitividad de las exportaciones”, concluyó el economista.
Fuente: Sputnik Mundo