Sputnik conversó con expertos para conocer las razones de que la economía del país sudamericano no muestre previsiones de crecimiento este año, en concordancia con los reportes de organismos financieros internacionales.
El Banco Mundial (BM), en línea con sus estimaciones anteriores, remarcó que este año Chile y Argentina serán las únicas economías de la región latinoamericana que mostrarán decrecimiento.
Según el organismo financiero, se espera que el Producto Interno Bruto (PIB) real chileno se contraiga un 0,4% y “que la pobreza aumente en 0,4 puntos porcentuales, alcanzando el 5,2% en 2023”.
Por su parte, el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que la economía chilena se contraiga un 0,5% este año.
El economista de la Fundación Sol Santiago Rosselot explicó a Sputnik que los pronósticos de los organismos internacionales se deben a que Chile sigue enfrentando las consecuencias de la pandemia de COVID-19, periodo en el que el gasto fiscal tuvo un crecimiento significativo para poder enfrentar la crisis sanitaria, pero que se ha ido contrayendo.
“Ha disminuido el consumo privado, que alcanzó sus niveles más altos en 2021 y 2022, producto de los retiros de los fondos de pensión y el IFE [Ingreso Familiar de Emergencia]. La inversión ha mantenido un crecimiento bajo, respondiendo a las altas tasas de interés, que la desincentivan”, señaló Rosselot.
Los retiros de los fondos de pensiones y los bonos como el IFE, destinado a las familias más vulnerables, fueron políticas públicas desarrolladas bajo la segunda Administración del presidente Sebastián Piñera (2010-2014 y 2018-2022) para combatir la crisis económica en medio de la pandemia e inyectar liquidez al mercado.
Para el experto en regulación financiera Álvaro Gallegos, los pronósticos del BM y del FMI responden al “diagnóstico que hizo el Banco Central de Chile (BCCh) respecto de las causas de las presiones inflacionarias, que las atribuye principalmente a razones internas, los famosos retiros y las ayudas estatales que surgieron a propósito de la crisis” sanitaria.
Gallegos consideró que el BCCh “no ponderó adecuadamente las causas externas de la era inflacionaria, que provenían de los aumentos de costos que hubo en el transporte marítimo, de alimentos y fertilizantes. Incluso, por supuesto, los costos de energía que se desarrollaron principalmente a raíz del conflicto en Ucrania“.
De acuerdo con el experto, el Banco Central no ha cambiado su diagnóstico, pese a que ya han pasado dos años desde las ayudas monetarias en pandemia, e insistió en que su visión más centrada en los factores internos “lo llevó a desarrollar una política monetaria restrictiva“.
Para Rosselot el panorama externo tampoco ayuda mucho, entendiendo la dependencia de la economía chilena.
“La inflación en países desarrollados no ha disminuido, con tasas de interés que no han bajado, y particularmente China ha sufrido una desaceleración mayor a la esperada, enfrentando así un escenario de incertidumbre con respecto a la situación económica global”.
Caída de la actividad económica
En términos generales, la caída de la actividad económica implica un alza en la tasa de desempleo. Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas, para el trimestre junio-agosto el porcentaje de chilenos desocupados pasó del 7,9% a un 9,0%, en un periodo de 12 meses.
“El desempleo trae consecuencias negativas para los hogares, que se ven en una situación de menores ingresos e inflación alta, por más que esta última haya disminuido”, señaló Rosselot.
En septiembre de 2023, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) subióun 0,7%, para un acumulado de 3,3% en lo que va del año y un alza a 12 meses de 5,1%.
De acuerdo con Gallegos, la alta tasa de desempleo es procíclica, puesto que la gente que está desempleada no tiene dinero para gastar, por lo tanto el consumo cae y se genera un inhibidor del crecimiento.
“Más allá del momento económico actual, es importante considerar las dinámicas estructurales de la economía chilena. Los ingresos de los hogares son bajos y desanclados del costo de la vida, y a nivel macro el país lleva una década de estancamiento económico”, puntualizó el economista de la Fundación Sol.
La situación “debiese mejorar” en 2024
Pese a que el BBCh bajó la tasa política monetaria (TPM) de 11,25 a 9,5% en los últimos tres meses, para Gallegos sigue siendo “restrictiva”, por eso no “sorprende la crisis económica y el desempleo”.
La TPM es un instrumento que utiliza el BBCh para estructurar su política monetaria en función de metas de inflación. Actualmente, el objetivo es mantener la estabilidad de los precios, con un valor meta de 3% y rango de variación entre 2% y 4%, en un horizonte de 24 meses.
Gallegos explicó que la TPM está “muy por encima” de lo que uno llamaría tasa neutral, pese a que ha sido bajada.
El experto comentó que la política fiscal del 2022 fue restrictiva porque “se ajustó fuertemente y además terminamos con un superávit fiscal. Es decir, hubo una un efecto procíclico de la política fiscal en lugar de intentar amortiguar el efecto recesivo en la economía privada”.
Pese a lo anterior, Gallegos destacó que la bajada de la TPM ha ido disminuyendo la inflación y la situación “debería comenzar a mejorar”.
Para Rosselot “La inflación ha ido cayendo, frente a lo cual el BCCh ya ha disminuido la TPM, y sus estimaciones indican que en 2024 y 2025 habría crecimiento económico“.
Fuente: Sputnik