Cuando el 11 de febrero de 2013, el papa Benedicto XVI anunció por primera vez que se jubilaba, lo hizo en latín en presencia de un reducido grupo de periodistas.
– Ad cognitionem certam perveni vires meas ingravescente aetate non iam aptas esse ad munus Petrinum aeque administrandum.
A Giovanna Chirri, periodista especializada en el Vaticano para la agencia italiana de noticias ANSA, le empezaron a temblar las piernas. No podía creer lo que acababa de escuchar: “He llegado a la certeza de que mis fuerzas, debido a mi avanzada edad, ya no son adecuadas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino”.
El conocimiento de latín de Chirri le valió una exclusiva mundial. Dio la noticia de su vida. El alemán Joseph Ratzinger se retiraba como papa, un hito tan inesperado como inaudito.
Ante su fallecimiento el pasado 31 de diciembre, la Iglesia Católica tiene que afrontar ahora otra situación sin precedentes: ¿cómo enterrar a un papa jubilado?
Ratzinger vivió su última década en el Monasterio Mater Ecclesia en el Vaticano como papa emérito, prácticamente al lado de su sucesor, el papa Francisco.
Euronews ha entrevistado a José Manuel Vidal, vaticanista español y director del portal Religión Digital, para entender mejor las claves de un funeral histórico.
¿Qué podemos esperar del funeral de Benedicto XVI?
La Iglesia Católica sigue un estricto protocolo cada vez que fallece un papa que conduce al cónclave, la reunión de cardenales en la Capilla Sixtina para designar a su sucesor.
Se trata de un evento “espectacular, como todo lo que se hace en Roma, con un escenario fabuloso como es la Plaza de San Pedro, en forma de corazón, acogiendo a reyes, presidentes de Gobierno, multitudes de personas y con una escenografía exquisita, cuidada al máximo al detalle”, explica Vidal.
El último funeral de un pontífice fue el de Juan Pablo II, el 2 de abril de 2005, y congregó a cerca de 300.000 personas en los aledaños de la Plaza de San Pedro.
José Manuel Vidal dice que podemos esperar imágenes similares en la despedida a Benedicto XVI.
Según los datos difundidos por la Gendarmería Vaticana el martes, más de 60 mil pelegrinos ya se han acercado a la la Basílica de San Pedro donde se encuentra el cuerpo del pontífice.
¿En qué se va a diferenciar del funeral de un papa reinante?
En el caso de las exequias a Ratzinger, hay dos datos relevantes que diferenciarán su funeral del de sus predecesores.
El primero es que murió como papa – emérito, pero siempre papa – pero no como jefe de Estado de la Ciudad del Vaticano.
“No es un funeral de Estado, porque el papa que ha muerto no es el papa reinante y por lo tanto no puede ser un funeral de Estado”, indica Vidal. “Por eso solo se invitó oficialmente a Alemania, su país de origen, y a Italia, el país donde está el Vaticano”.
El segundo factor diferenciador es que Francisco, el papa reinante y con el que Benedicto coexistió en el título durante la última década de su papado en retiro, presidirá por primera vez en la historia el funeral.
“En este caso concreto de Benedicto, no hay sede vacante, por eso no se convoca obligatoriamente a todos los cardenales a Roma”, añade Vidal. “No hay reunión de cardenales, no hay cónclave y por lo tanto, el que preside es el Papa reinante”.
Evidentemente crea un precedente.
Jose Manuel Vidal
¿Qué personalidades van a asistir?
Tan solo las delegaciones de Italia y Alemania han sido invitadas oficialmente.
El portavoz del Vaticano Matteo Burni ha precisado que “si otros jefes de Estado o de Gobierno vienen lo haran a título personal”.
Pero Vidal no cree que esto vaya a impedir que muchas otras personalidades acudan a las exequias del primer papa jubilado.
Entre los asistentes confirmados figuran el presidente de Polonia Andrzej Duda, el rey de Bélgica Felipe, la reina emérita de España Sofía, acompañada por el ministro de la presidencia Félix Bolaños, un grupo de altos prelados encabezados por el presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Juan José Omella, el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, y una delegación del Patriarcado Ortodoxo de Constantinopla.
¿Hay antecedentes históricos en la renuncia de un papa?
“Después de haber examinado repetidamente mi conciencia ante Dios, llegué a la certeza de que mis fuerzas, debido a una edad avanzada, ya no son aptas para un adecuado ejercicio del ministerio petrino”, explicó Ratzinger en un comunicado las razones de su renuncia.
“Soy muy consciente de que este ministerio, debido a su esencial naturaleza espiritual, debe llevarse a cabo no solo con palabras y obras, sino también con la oración y el sufrimiento”.
Se trata de un hecho muy raro. Antes de Benedicto VI, se citan casos célebres como el de Celestino V, que renunció en 1294, el mismo año de su elección, o el de Gregorio XII que dejó el ministerio petrino en 1415, en medio de uno de los mayores cismas de la Iglesia Católica.
Es resumen, para encontrar una situación similar hace falta remontarse más de 600 años, demasiados para encontrar inspiración para el funeral de Benedicto XVI, según Vidal.
Pero no cree que vaya a tardar siglos en repetirse.
“La renuncia a partir del Papa Benedicto se va a convertir en algo posiblemente habitual, en algo que van a hacer más papas”, explica Vidal. “De hecho, el Papa Francisco ya ha presentado su renuncia en caso de impedimento grave”.
La renuncia es algo que está ahí presente y que a partir de Benedicto va a estar activa en todos los sucesores de Pedro.
Jose Manuel Vidal
¿Qué quería el papa Benedicto para su funeral?
Solemne, pero al mismo tiempo sobrio. Así dijo Benedicto que quería que fuera su despedida.
“Lo que responde a su personalidad”, señala Vidal. “Él le daba muchísima importancia a los ritos, a la liturgia, a los ornamentos. Vimos con él ornamentos que en la época moderna nunca había utilizado ningún Papa. La liturgia la cuidaba con esmero”.
¿Qué poder de decisión tiene el papa Francisco?
La última palabra sobre la ceremonia la tiene el papa Francisco.
“Pero eso se cuece antes con el equipo de ceremonieros dirigido por monseñor (Giovanni) Ravelli”, indica Vidal.
“Después el último filtro es el Papa Francisco, que ha querido y así lo han dicho algunos de sus colaboradores ofrecer al papa Benedicto un entierro por todo lo alto. Es decir, no de Estado, pero casi de Estado y por lo tanto con la máxima solemnidad”.
¿Cómo fueron los últimos años de Benedicto?
Su renuncia suscitó llamamientos para que se establecieran normas y reglamentos para los futuros papas jubilados con el fin de evitar el tipo de confusión que se produjo.
Los dos papas vivieron uno junto al otro en los jardines vaticanos, un acuerdo sin precedentes que ha sentado las bases para que los futuros “papas eméritos” puedan hacer lo mismo.
“Incluso se está pensando en hacer un estatuto del papa emérito, en ver cómo se va a recoger legalmente canónicamente, con todos los con todos los detalles, lo que va a significar en la vida de la Iglesia que a partir de ahora puede haber otros entierros y otros papas eméritos”, explica Vidal.
Esteo conllevaría, además de establecer un protocolo concreto para su funeral, regular detalles como si el papa emérito puede seguir llamándose Benedicto, ostentando su cargo de pontífice o vistiendo de blanco. Además de si tiene que seguir viviendo en el Vaticano o puede irse a vivir a cualquier otro sitio.
“Sienta precedentes y sentará cada vez más precedentes, porque incluso en ese estatuto del papa emérito se se puede llegar a regular si tiene derecho a intervenir en la vida de la Iglesia una vez que se retira”.
¿Puede escribir libros como hizo, como hizo el Papa Benedicto? ¿Puede seguir hablando de alguna manera o se le va a decir que el papa emérito no emita ningún juicio? Ese tipo de cosas van a influir decisivamente en el futuro.
Jose Manuel Vidal
¿Por qué será recordado Benedicto XVI?
Benedicto, el teólogo alemán que será recordado como el primer papa en 600 años que dimite.
“Pero también pasará a la historia por el milagro de la comunión que consiguieron el papa Benedicto y el papa Francisco”, añade Vidal.
“En la Iglesia, hay una cosa que da pavor y es la posibilidad de un cisma, de la ruptura de la comunión. Y aunque en la Iglesia, como en cualquier otra institución o partido político, aunque a ellos no les gusta que se hable en estos términos, hay un ala conservadora, un alma conservadora, una sensibilidad conservadora y otra progresista. Han sido capaces los dos de conseguir una transición de una época de involución, de una época de una Iglesia muy centrada en sí misma, enroscada, muy esquiva, a la gran primavera del Vaticano”.